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«La Venezuela de mis padres» por Jesús Inojosa.

Para todos aquellos que siempre repiten, como loros, «éramos felices y no lo sabíamos». En mi caso -y muchos más compatriotas- podemos decir «no me lo cuenten, yo lo viví». De cerca vi la corrupción de los adecos dentro de la Universidad de Carabobo y poco ha cambiado desde entonces, excepto que ahora reciben más recursos que nunca (cuando yo estudié allí a finales de los 80 y principios de los 90 era el caso contrario: todo conflicto profesoral era proque no les habían pagado). He aquí, entonces, UNA LETRA PUNZANTE, de Jesús Inojosa, publicado el sábado 06 de febrero de 2016 en el diario «Ciudad CCS» (enlace web a cuenta Twitter).


“Quien no conoce la historia, está condenado a repetirla”

Napoleón Bonaparte.


«Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y por la democracia, cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer, cuando no ha sido capaz de poner un coto definitivo al morbo terrible de la corrupción”.

Al leer este discurso pronunciado el 4 de febrero de 1992 por el expresidente y entonces senador, Rafael Caldera, resulta desconcertante ver cómo un sector de la juventud “sueña con vivir en la Venezuela de sus padres”, esa a la que el actual presidente del Poder Legislativo ubicó como “la mejor época de la democracia venezolana”.

Pero más allá del desconcierto, esas palabras sirven para inferir que el Comandante Chávez no cayó del cielo como pretende hacer ver la derecha, sino fue producto del largo parto de una sociedad que fue perdiendo la esperanza en los políticos y la reencontró en un militar.

Esta pretensión de distorsionar la historia venezolana, que hace la oligarquía, busca imponer la tesis de que los “males” que aquejan al venezolano comenzaron con Chávez y no son producto de 100 años del dominio del poder por parte de esa oligarquía y el imperialismo.

Si leemos nuestra historia, veremos que en Venezuela hemos venido afrontando crisis económicas sucesivas, derivadas de la instauración, por parte de la oligarquía, de un capitalismo carente de aparato productivo y sustentado únicamente en la exportación de petróleo. ¡Nuca hemos sido productores de nada!

Si estudiamos un poco la vida política, verificaremos cómo la corrupción ha signado nuestro acontecer y tuvo su mayor repunte durante la “democracia” bipartidista, donde se llegó a tal grado de beligerancia, que Gonzalo Barrios, presidente de Acción Democrática dijera en la década de los 80: “Es que en Venezuela no hay razones para no robar”. ¡La corrupción no es roja rojita!

Si curioseamos un poco la prensa nacional de la década de los noventa, nos percataremos de que la criminalidad es una terrible herencia de una política de exclusión y de una agenda mediática de antivalores y exaltación de la violencia. ¡La delincuencia existía!

En resumen, Venezuela antes de la llegada del Comandante Chávez no era el paraíso que algunos profesan, por el contrario, era el infierno de un pueblo sumergido en las penumbras del hambre y la marginación, que resurgió alzado en brazos del que hoy pretenden culpar de todos los “males del país”; el Comandante Chávez.

¡No nos vengan con cuentos!

Jesús Inojosa.

Letra Punzante

«La Venezuela de mis padres»